No es tan sólida como sus
antecesoras, probablemente debido a la controvertida decisión de dividir en dos
el libro. Sus apuntes políticos resultan atractivos, pero se echa en falta un
mayor ritmo en la narración.
La polémica y las críticas negativas rodean a
“Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1”, puesto que son muchos los que piensan que era
innecesario dividir en dos la novela original de Suzanne Collins. Si bien los
seguidores del libro consiguen que la película incluya más contenidos de su
adorada obra, los espectadores que no lo hayan leído percibirán con claridad
que la trama del filme no evoluciona con la urgencia requerida. Esto no es algo
nuevo y lo hemos visto en otras franquicias de Hollywood, bien sea por miedo a
los fans o, lo más probable, para sacar más dinero de una licencia. Creo que
eso es lo que sucede acá, un defecto que genera un ligero retroceso con
respecto a la calidad de las anteriores entregas de la saga: “Los Juegos del
Hambre” y “Los Juegos del Hambre: En llamas”.
La película nos presenta a una Katniss que aún no se ha recuperado de lo
que le sucedió en el Vasallaje de los Veinticinco. Peeta está en manos del
presidente Snow, mientras que la protagonista del relato forma parte de los
planes del Distrito 13, cuya presidenta, Alma Coin, quiere utilizarla como un
arma de propaganda para así conseguir que toda Panem se levante contra el
Capitolio. Reconozco que me parecieron muy interesantes los elementos políticos
de la historia, existiendo un intento por parte de ambos bandos de utilizar a
un líder para manipular a las masas. No obstante, es una idea recurrente a lo
largo de la película y a veces da la sensación de que se insiste demasiado en
ella.
Katniss (Jennifer Lawrence) continúa siendo
el personaje mejor elaborado de la saga. La joven busca proteger a aquellas
personas a las que ama, y esa situación provoca que sea el centro de atención
de Snow (Donald Sutherland) y de los rebeldes que luchan contra su opresivo gobierno.
Lo mismo sucede con Peeta (Josh Hutcherson), puesto que aquí lo observamos
desde la pantalla de un televisor y no sabemos si actúa amenazado por el
Capitolio o si lo hace porque está convencido de que el levantamiento resulta
insignificante. Por el contrario, y a pesar de su mayor protagonismo con
respecto a las anteriores películas, el espectador no logra empatizar con Gale
(Liam Hemsworth). Alma Coin se muestra como una mujer fría, experta, alguien
que está claro que tiene un único objetivo en mente. Sin duda, Julianne Moore
logra transmitir los claroscuros de la Presidenta del Distrito 13. Es algo
parecido a lo que el fallecido Philip Seymour Hoffman hizo con Plutarch
Heavensbee en “Los Juegos del Hambre: En llamas”. Ah, y se agradecen los leves
toques de humor que aporta Effie (Elizabeth Banks).
Victoria Bausá Lario
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