miércoles, 2 de diciembre de 2015

Los juegos del hambre: Sinsajo parte 1



No es tan sólida como sus antecesoras, probablemente debido a la controvertida decisión de dividir en dos el libro. Sus apuntes políticos resultan atractivos, pero se echa en falta un mayor ritmo en la narración.

  La polémica y las críticas negativas rodean a “Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1, puesto que son muchos los que piensan que era innecesario dividir en dos la novela original de Suzanne Collins. Si bien los seguidores del libro consiguen que la película incluya más contenidos de su adorada obra, los espectadores que no lo hayan leído percibirán con claridad que la trama del filme no evoluciona con la urgencia requerida. Esto no es algo nuevo y lo hemos visto en otras franquicias de Hollywood, bien sea por miedo a los fans o, lo más probable, para sacar más dinero de una licencia. Creo que eso es lo que sucede acá, un defecto que genera un ligero retroceso con respecto a la calidad de las anteriores entregas de la saga: “Los Juegos del Hambre” y “Los Juegos del Hambre: En llamas”.

  La película nos presenta a una Katniss que aún no se ha recuperado de lo que le sucedió en el Vasallaje de los Veinticinco. Peeta está en manos del presidente Snow, mientras que la protagonista del relato forma parte de los planes del Distrito 13, cuya presidenta, Alma Coin, quiere utilizarla como un arma de propaganda para así conseguir que toda Panem se levante contra el Capitolio. Reconozco que me parecieron muy interesantes los elementos políticos de la historia, existiendo un intento por parte de ambos bandos de utilizar a un líder para manipular a las masas. No obstante, es una idea recurrente a lo largo de la película y a veces da la sensación de que se insiste demasiado en ella.


  Katniss (Jennifer Lawrence) continúa siendo el personaje mejor elaborado de la saga. La joven busca proteger a aquellas personas a las que ama, y esa situación provoca que sea el centro de atención de Snow (Donald Sutherland) y de los rebeldes que luchan contra su opresivo gobierno. Lo mismo sucede con Peeta (Josh Hutcherson), puesto que aquí lo observamos desde la pantalla de un televisor y no sabemos si actúa amenazado por el Capitolio o si lo hace porque está convencido de que el levantamiento resulta insignificante. Por el contrario, y a pesar de su mayor protagonismo con respecto a las anteriores películas, el espectador no logra empatizar con Gale (Liam Hemsworth). Alma Coin se muestra como una mujer fría, experta, alguien que está claro que tiene un único objetivo en mente. Sin duda, Julianne Moore logra transmitir los claroscuros de la Presidenta del Distrito 13. Es algo parecido a lo que el fallecido Philip Seymour Hoffman hizo con Plutarch Heavensbee en “Los Juegos del Hambre: En llamas”. Ah, y se agradecen los leves toques de humor que aporta Effie (Elizabeth Banks).


Victoria Bausá Lario

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