Violencia en el fútbol

 Nosotros somos verdaderos fanáticos del deporte, pero más que nada del fútbol, el fútbol limpio, ese que todos queremos ver, ese que te hace llorar de emoción, ese que te eriza la piel, pero por desgracia nos toca ver en algunas ocasiones malas pasadas que nos hacen llorar sí, pero de tristeza.

  Vemos la violencia como algo que muchas veces ocurre desde dentro de la cancha y se extiende hacia la gente amante de este deporte.

  Quiero decir que la Asociación del Fútbol ante estas determinadas situaciones actúa prohibiéndole a la gente asistir a encuentros, o viajar simplemente a alentar al club de sus amores.

  No significa que no esté correcto en algunos casos, pero en muchos suele ocurrir dentro de la misma cancha. Y por dar un ejemplo, quiero referirme al partido del 4 de noviembre entre Rosario Central y Boca, en el que el señor árbitro (por así llamarlo), tuvo muchísimos fallos a favor del Xeneise, fallos que no sólo vieron las 25.000 almas presentes del Canalla y los que restan vaya a saber por dónde, si no que también sintieron los demás clubes no sólo de Argentina, sino también del exterior.

  Volviendo al caso, se juzga la reacción de la gente solamente por expresar una injusticia que sintió más que nadie, cuando los protagonistas de esta irregularidad fueron los árbitros, y quién sabe si alguien más. El pasado 8 de noviembre la gente canalla recordó lo sucedido por medio de banderas con las inscripciones “AFAnar es Violencia” y “AFA Corrupta”, y también un joven hincha ingresó al campo de juego para insultar al director técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena.

Policía deteniendo al joven que ingreso a la cancha

  Espero que el fútbol vuelva a ser lo que un día fue, lo que todos quieren ver y no lo que conviene ver, que los únicos que jueguen sean los jugadores y no “los de arriba”, que la plata sólo sirva para la compra de jugadores o reformas institucionales y no para obtener resultados o trofeos sucios, y que sea verdad que, como por ahí algún día oí decir, “la pelota no se mancha”.

Franco M. Guidotti