El gran beneficiado de la sintonía futbolística entre Neymar
y Suárez es el Barcelona y, en segunda instancia, Leo Messi. El argentino ha
vuelto con menos presión que la que tenía anteriormente, porque muchas veces se encontraba con la
obligación de decidir él solo los partidos. Es lo que esperaban incluso sus
propios compañeros.
Esta exigencia ha
disminuido con la llegada de Neymar y de Suárez. Ahora son más a repartirse
esta obligación de hacer goles y Messi parece respirar más tranquilo. Es la
impresión que da cuando uno lo ve en el campo, riendo con los comentarios de
uno y otro, abrazándose sin freno tras la consecución de un gol o dándole
al compañero la posibilidad de lanzar un penal.
Este cambio, sin
embargo, no le ha hecho perder ni un poco de su protagonismo ni de su liderazgo
porque nadie duda quién es el número 1. No está en juego este rol, no lo
persiguen ni Suárez ni Neymar porque solo quieren disfrutar a su lado, ganar
títulos conjuntamente y disfrutar en la cancha.
Valentin Varela 28 de noviembre de 2015
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